18 ago 2014

'El Principito', de la librería al parque temático

"Todas las personas mayores fueron primero niños (aunque pocas de ellas lo recuerdan)", escribió Antoine de Saint-Exupéry en 1943. La célebre cita de su libro 'Le Petit Prince' ('El Principito') da la bienvenida a los visitantes que acuden este verano a Ungersheim (Alsacia) para descubrir el nuevo parque temático consagrado a la fábula de este viajero procedente del lejano Asteroide B-612, que observa perplejo el mundo de los adultos.

Inaugurado el pasado mes de julio, el Parc du Petit Prince ocupa 24 hectáreas de terreno a medio camino entre Colmar y Mulhouse, cerca de la frontera franco-alemana. Auto-proclamado "primer parque aéreo en el mundo", este centro de ocio al aire libre situado en el emplazamiento del fallido Bioscope propone a un público familiar revivir el periplo del Principito, de planeta en planeta, así como sus encuentros con personajes insólitos, a través de una treintena de atracciones respetuosas con el espíritu de la obra original.

"Habíamos recibimos infinidad de peticiones para crear un parque temático dedicado a 'El Principito'", explica Olivier d'Agay, director de la fundación que controla el legado de Antoine de Saint-Exupéry y sobrino del famoso piloto y escritor. "Pero ninguna nos parecía acorde al mensaje humanista que transmite el cuento. Hasta que llegó la oferta de Aérophile... El sitio, la calidad de las atracciones y el espíritu que reina aquí nos sedujeron inmediatamente".

Para rendir homenaje a este relato poético aparentemente infantil pero cargado de alegorías y simbolismos que pronto lo convirtieron en favorito de los adultos, los gestores del parque han instalado dos inmensos globos aerostáticos estilo Montgolfier, que representan dos de los planetas visitados por el protagonista: el del rey y el del farolero. Ocasión para grandes y pequeños de subir a 150 metros de altura y contemplar todo el recinto así como el fastuoso paisaje circundante, desde los escarpados Vosgos hasta la llanura alsaciana. La oferta aérea se completa con una atracción de sillas voladoras y un aerobar, donde los clientes pueden tomar algo a 35 metros de altura, sentados y con los pies colgando en el vacío.

A ras de suelo, el Parc du Petit Prince ofrece igualmente zorros y ovejas reales, una serpiente-tobogán, una granja de mariposas, un laberinto vegetal, un jardín de rosas, un carrusel con motivos espaciales y un planetario donde se responde a un quiz de preguntas sobre astronomía, concebido con el asesoramiento científico de Jean-Baptiste Renard , director de investigación planetaria del prestigioso CNRS. Además, hay una tirolina, unas camas elásticas, un cine en 3-D, una exposición dedicada al padre del invento y hasta un auténtico biplano Antonov 2 de los años 40, parecido al que solía pilotar Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944), que murió frente a las costas de Provenza en un vuelo militar de reconocimiento durante la Segunda Guerra Mundial.

Fallecido el 31 de julio de 1944, cuando su avión del Ejército de la Francia Libre fue abatido por un caza alemán, Saint-Exupéry había publicado 14 meses atrás, en los Estados Unidos, a través de la editorial Reynal & Hitchcock, esta novela iniciática de apenas 100 páginas -que él mismo ilustró con unas magníficas acuarelas-, de la cual jamás llegó a percibir los suculentos ingresos que terminaría generando durante las décadas sucesivas. Y es que con 145 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo, 'Le Petit Prince', traducido a 265 idiomas y dialectos, ostenta un récord editorial que sólo superan los grandes textos religiosos, tal es su capacidad para cosechar adhesiones entre lectores de las más diversas épocas, culturas o generaciones.

"No se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos", es una de las más célebres enseñanzas morales que el Principito transmite en el libro a su interlocutor: un piloto obligado a realizar un aterrizaje forzoso en el desierto del Sáhara, situación inspirada en una vivencia del propio autor narrada anteriormente en 'Tierra de hombres' (1939).

Quizá por las fechas en que apareció la obra hay estudiosos de la misma que han querido ver en ella un alegato anti-belicista y una poderosa crítica de los nazis y sus aliados, asociando esos tres volcanes del asteroide que "incluso extinguidos hay que seguir vigilando" con los tres países del Eje.

"Si tú me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Para mí, tú serás único en el mundo. Para ti, yo seré único en el mundo", reza otra de las citas más famosas del libro, que aparecen por todo el recorrido, escritas en las paredes en francés, inglés y alemán.

Para Jérôme Giacomoni y Matthieu Gobbi, fundadores de Aérophile, éste no es un parque de atracciones al uso, sino un "parque poético", eminentemente familiar, que se aleja del modelo de Disneyland París y está más cerca del concepto didáctico del Parque Astérix o del Futuroscope de Potiers. "Se trata de descubrir la belleza de la naturaleza y El Principito es un especie de mensajero que te contagia su visión", indica Giacomoni.

Quizá para hacer gala de seriedad en su compromiso con la temática aeronáutica, los gestores del parque han puesto al frente del mismo a un auténtico aviador: Michel Vié, 44 años, antiguo piloto de caza de la Marina francesa, que ha asumido el reto tras años de experiencia como directivo en el sector privado. Con más de 1.800 horas al mando de aviones militares como el Alpha Jet, el Falcon 10 o el Mirage III, Vié se declara fanático de Saint-Exupéry desde que leyó en su adolescencia Vuelo nocturno (1930). Originario de una familia de viticultores de Tarbes, en el suroeste, al abandonar el ejército tras 9 años de servicio se hizo ingeniero de Minas en Nancy y luego bodeguero en Alsacia (Domaine Martin Schaetzel, en Ammerschwihr), antes de lanzarse al mundo empresarial y terminar enrolándose en esta aventura.

La inversión para transformar el ruinoso Bioscope -dedicado al medio ambiente y cerrado hace dos años por falta de visitantes, tras seis años de actividad y 28 millones de euros de pérdidas- en el flamante Parc du Petit Prince asciende a más de 11 millones de euros, que esperan recuperar al ritmo de 80.000 visitantes en 2014 y 150.000 en los años sucesivos.

"Mucho más que una marca, el Principito representa una serie de valores, que le dan un contenido muy potente al proyecto" prosigue Giacomoni, que prefiere no revelar el monto del acuerdo económico suscrito con los herederos de Saint-Exupéry, alcanzado poco antes de que los derechos de la obra se liberen, al cumplirse 70 años de la muerte del autor.

Como una carrera contra reloj para tratar de exprimir el jugo comercial al cuento, antes de que la propiedad intelectual pase al dominio público en enero de 2015, la industria editorial y audiovisual lleva varios años lanzando al mercado los productos más diversos, desde una versión en e-book que incluye vídeos y sonidos, hasta la reedición de la famosa novela gráfica firmada por Joann Sfar, pasando por una edición facsimil del manuscrito que se conserva en la Morgan Library & Museum de Nueva York.

Pero lo más esperado de la temporada es el estreno, previsto para octubre del año próximo, de la adaptación cinematográfica en animación 3D que los productores franceses Dimitri Rassam y Atom Soumache han confiado al realizador norteamericano Mark Osborne, conocido por el éxito de Kung Fu Panda (2008). Con un presupuesto de 45 millones de euros, la película, que aspira a superar la versión de 1974 de Stanley Donen, ha reunido un impresionante casting vocal en el James Franco, Rachel McAdams, Jeff Bridges, Marion Cotillard, Benicio Del Toro y Paul Giamatti pondrán todo su talento interpretativo al servicio de este alegato intemporal en favor de los (buenos) sentimientos y el humanismo

Fuente: El mundo

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